Para poner fin al SIDA, el mundo necesita que las comunidades vayan en cabeza. Las organizaciones de comunidades que viven con el VIH, que corren el riesgo de contraerlo o que se vieron de alguna manera afectadas por el virus están en la primera línea de la lucha para progresar en la respuesta al VIH. Las comunidades conectan a las personas con los servicios de salud pública centrados en las personas, generan confianza, innovan, supervisan la implementación de políticas y servicios, y responsabilizan a los proveedores.
Con todo, las comunidades van siendo cada vez más privadas de su liderazgo.