Representación social del cannabis 2022

Siete de cada diez jóvenes tienen una visión más benévola del cannabis que del tabaco o del alcohol

 

  • Dicen conocer bien los riesgos -no los frivolizan o banalizan- pero los asumen por los beneficios percibidos de su consumo: divertirse, relajarse y sentirse parte de un grupo (experimentar grupalmente). Los riesgos que consideran tienen que ver con lo legal, la salud y lo social (problemas familiares, con amistades, escolares, etc). Y creen que existen para cualquier persona que consuma.
  • Entre los y las jóvenes es mayoritaria (55,9%) la opinión de que es necesario y conveniente afrontar un proceso de regulación en España del uso terapéutico del cannabis (proceso iniciado en España en 2022, después del estudio de campo). Se muestran más reservas frente al uso lúdico (34,6%). 
  • También son más los que creen que habría que suavizar las normas actuales de consumo, venta y cultivo (33,8%), aunque un porcentaje considerable es partidario de endurecerlas (27,7%). 
  • Si las normas se suavizasen, la mayoría cree que aumentarían los consumos (51%) y problemas (41,4%). Y casi un 16% dice que lo probaría o lo consumiría más (18,3%). 
  • En opinión de la directora general de la Fundación Fad Juventud, Beatriz Martín Padura: “Cualquier proceso regulatorio o de suavización de las normas de control debe ir precedido de un intenso trabajo de prevención. Sin ese trabajo previo nunca estaremos preparados como sociedad para afrontar ningún proceso de regulación sin que haya consecuencias nocivas y efectos contrarios a los deseados”.
  • Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Representación social del cannabis 2022. Evolución desde la mirada diferencial de la población joven”, realizada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud con el apoyo de la Delegación de Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.

 

El cannabis sigue su proceso de normalización de factolas y los jóvenes dicen conocer bien los riesgos derivados de su consumo —no los frivolizan o banalizan— pero los asumen por las motivaciones que llevan al consumo, por los usos que le dan y los beneficios que perciben al consumirlo, que tienen que ver fundamentalmente con la diversión, la curiosidad o la experiencia grupal.

La mejor expresión de las percepciones normalizadas de la sustancia se evidencia en que más de 7 de cada 10  jóvenes está de acuerdo (sumando acuerdos medios y altos en una escala de 0-10) con que el consumo frecuente de cannabis es menos perjudicial para la salud que el consumo frecuente de alcohol o de tabaco.

Este proceso de normalización provoca que cada vez sean más los y las jóvenes que consideran conveniente o necesario afrontar un proceso regulación del uso terapéutico (55,9%) o incluso lúdico (34,6%), aunque opinan que –en el caso de que se suavizasen las normas de control- supondría que aumenten los problemas (41,4%) y los consumos: casi el 16% dice que lo probaría o lo consumiría más (18,3%).

Según los últimos datos de consumo en España entre población joven (ESTUDES, 2021), el cannabis es la droga ilegal más consumida: un 28,6% de estudiantes de 15 a 18 años lo ha consumido alguna vez; el 22,3% en el último año; y un 14,9% en el último mes.  Si se considera a la totalidad del conjunto de estudiantes de 14 a 18 años de Enseñanzas Secundarias, los consumidores problemáticos de cannabis -con riesgos para la salud mental, para sus relaciones y/o dificultades para el aprendizaje, entre otras consecuencias- un 3,0% de dicha población.

Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio “Representación social del cannabis 2022. Evolución desde la mirada diferencial de la población joven” una investigación realizada a través de un panel online a 634 jóvenes de 18 a 34 años, y a 382 personas entre 35 y 65 años, cuyo objetivo ha sido analizar la representación social del cannabis y sus tendencias evolutivas dentro del colectivo de jóvenes, tomando como referente el estudio realizado en 2016 (y otros estudios previos de la Fad). La investigación ha sido realizada por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad Juventud con el apoyo de la Delegación de Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas. 

Para la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura: “hablamos de una sustancia que supone un problema real de salud pública y tenemos la  responsabilidad de proteger a los y las menores frente a los continuos mensajes que normalizan sus efectos, especialmente a las personas que están en pleno desarrollo o en situación de vulnerabilidad”.

 

CONSUMOS Y RIESGOS: NORMALIZACIÓN, NO BANALIZACIÓN

Más de la mitad del colectivo (55,8%) cree que el riesgo general de consumir cannabis es bastante alto o muy alto, frente a aproximadamente un 32% que lo considera medio y un escaso 12% bajo o muy bajo. 

Cuando les preguntamos sobre la probabilidad de que el consumo de cannabis produzca determinadas consecuencias, en una escala de 0 a 10, la mayoría de jóvenes puntúa por encima de 7 (bastante o muy probable) que se den los siguientes problemas: legales (lo indica el 65,3%), relacionales (60,4%), en el trabajo o estudios (57,6%), desarrollo de enfermedades mentales (54,1%) y/o trastornos de salud mental (53%). 

Cuando les preguntamos por los problemas que creen que tienen las personas concretas de su entorno que consumen cannabis frecuentemente, se invierte el orden de los problemas conocidos. Las menciones a los problemas mentales son las más señaladas (por un 44% de chicos y chicas) y a los problemas legales las que menos (por un 23%). 

Entre quienes consumen, de forma ocasional (consumo experimental) o habitual los motivos para hacerlo pasan por lo social o por la necesidad de bienestar individual. El consumo experimental va más vinculado a la diversión (40%), al grupo (25%) a la curiosidad (25,7%) y a la moda (15%) y el consumo habitual a la relajación (38,6%), la evasión (33,5%) y el placer (19,1%). Los motivos terapéuticos solo son señalados por un 19,5% de las y los encuestados sobre el consumo habitual.

 

SOBRE LAS NORMAS Y EL CONTROL

Una mayoría -en aumento desde 2016- de jóvenes orientan su opinión hacia las posiciones más benévolas en relación con la necesidad de suavizar las normas actuales, aunque de forma paralela también crece el porcentaje de quienes apuestan por endurecerlas, lo que muestra una clara polarización de las opiniones juveniles.

Si en 2016 el porcentaje de jóvenes que creía necesario suavizar dichas normas era del 24,2%, en 2022 asciende al 33,8%. Además un 10% en 2022 opina que deberían abolirse completamente (15% en 2016). Por contra, los que piensan que deben endurecerse han pasado del 23,1% (2016) al 27,7% (2022).

Acorde con estos datos, resulta congruente que una mayoría de jóvenes crea que es necesario y conveniente afrontar en España la regulación del uso terapéutico del cannabis, aunque no es tan tajante la opinión respecto a la regulación del uso lúdico. Una mayoría (55,9%) cree que es necesaria y conveniente la regulación del uso terapéutico, aunque casi el 30% cree que sería un error y el 14% dice no tener una opinión formada.

Opiniones sobre posible regulación en España para uso terapéutico y lúdico (% 2022)

El apoyo a una posible regulación del consumo lúdico es inferior: aunque el 35% de jóvenes lo considera necesario, es mayoritaria la postura de quienes lo considerarían un error (45%) y es muy relevante el porcentaje de quienes dicen no tener una opinión formada (20%).

Para la directora general de la Fundación Fad Juventud, Beatriz Martín Padura: “Independientemente de su estatus legal, el cannabis es una droga que causa problemas de salud pública y también sociales para algunos consumidores. Al igual que ocurre con el alcohol o el tabaco. Y ante un proceso de liberalización o suavización de las actuales leyes restrictivas de su consumo debemos ser prudentes y analizar los datos que llegan desde experiencias regulatorias extranjeras que, hasta el momento, no están siendo halagüeñas en el cumplimiento de las ventajas que auguraban (reducción narcotráfico, entre otros)”.

Según el último informe anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que depende de la ONU, la legalización del cannabis con uso recreativo no ha logrado reducir el consumo de drogas en muchos de los lugares donde se ha implantado y los mercados ilícitos de narcóticos persisten, como indican datos por ejemplo de Colorado (EEUU). De hecho, parece que según datos extraoficiales -procedentes de diversas ONG- muestran que en las jurisdicciones donde se ha legalizado, el consumo de marihuana «ha aumentado entre 9 y 15 por ciento con respecto a los lugares donde su uso lúdico sigue prohibido, según ha manifestado la JIFE.

 

¿CÓMO VEN EL FUTURO ANTE UNA SUAVIZACIÓN DE LAS NORMAS DE CONTROL O LIBERALIZACIÓN DEL CONSUMO DE CANNABIS?

Si las normas se suavizasen, la mayoría (51,7%) cree que aumentarían los consumos, en general. Pero cuando les preguntamos por los cambios en su consumo si se liberaliza la sustancia, el 54,1% cree que no consumiría más frente al 18,3% que indica que sí y al 15,8% que dice que lo probaría. Lo llamativo de estos porcentajes es la redistribución de las respuestas respecto a las de 2016, cuando un 81,2% declaraba que, ante una posible liberalización, no consumiría más, un 4,9% decía que sí y un 6,6% que lo probaría.

Al preguntarles por los problemas derivados de la regulación, 4 de cada 10 señala que aumentarían los problemas: un 41,4% que habría más problemas para las y los consumidores y un 42,3% que se generarían más problemas sociales. Pero también existen porcentajes significativos entre quienes creen que las y los consumidores de cannabis tendrían los mismos problemas (un 33,9% así lo ve) y que la sociedad no vería incrementada su problemática colectiva (considerado por un 34,4% de la muestra).

 

LA NECESIDAD DE LA PREVENCIÓN

Las y los jóvenes también han modificado su percepción sobre la prevención. Al ser preguntados por la dificultad de prevenir el consumo en menores si la sustancia se legalizara, un 36% considera que sería más difícil llevarla a cabo, frente a un 30% que cree que sería más fácil y un 27% que cree que sería igual.

En opinión de la directora general de la Fundación Fad Juventud, Beatriz Martín Padura: “Cualquier proceso regulatorio o suavización de las normas de control deben ir precedidas de un intenso trabajo de prevención. Sin ese trabajo previo nunca estaremos preparados como sociedad para afrontar ningún proceso de regulación sin que haya consecuencias nocivas y efectos contrarios a los deseados”.

En este sentido, Fad Juventud ha anunciado el lanzamiento de una nueva campaña digital dirigida a jóvenes el próximo mes de junio cuyo objetivo será sensibilizar sobre el proceso de normalización del cannabis.

Por otra parte, para docentes y centros escolares, Fad Juventud dispone del programa educativo “Pasa la vida”, un programa de prevención del consumo de cannabis para adolescentes y jóvenes. Pretende fomentar la reflexión crítica y el debate sobre creencias habituales en la percepción que suelen tener sobre el consumo de drogas en general y del cannabis en particular, con especial atención a su consideración sobre los supuestos efectos positivos que esperan de ese consumo.

En Fad Juventud se trabaja con familias, jóvenes y centros educativos en la educación en prevención del consumo de drogas y las problemáticas asociadas.

A las familias se las apoya especialmente en cómo hablar sobre drogas con los y las adolescentes y mejorar la comunicación dentro de la familia. También en cómo poner normas y límites de una manera adecuada. Fad Juventud ofrece formaciones para  fortalecer el papel de padres o madres en la educación de sus hijas e hijos, poniendo el foco en la prevención de los problemas relacionados con el consumo de drogas, especialmente del cannabis.

La Fad también cuenta con el Servicio de Información y Orientación sobre Drogas (SIOF), disponible a través de teléfono 900 16 15 15, un servicio anónimo, confidencial y gratuito que atiende consultas de todo tipo relacionadas con los consumos de drogas y los problemas derivados.

 

SOBRE LA FUNDACIÓN FAD JUVENTUD

 

La FAD, antes Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, es ahora Fundación Fad Juventud, una fundación privada e independiente cuyo propósito es mejorar el bienestar y la calidad de vida de la juventud, como protagonista del presente y artífice del futuro.

Para conseguirlo, la FAD ANALIZA, ACTÚA E INFLUYE en todo lo que afecta al desarrollo de la juventud:

  • ANALIZA el universo de la juventud, lo monitoriza, detecta riesgos y oportunidades, y anticipa tendencias.
  • ACTÚA en España y Latinoamérica a través de proyectos educativos y programas de formación; de campañas de sensibilización; y de servicios de información y orientación.
  • INFLUYE directamente en la juventud o indirectamente a través de sus familias, su entorno escolar y su comunidad; de la opinión pública y las políticas públicas

Generamos impacto social y oportunidades para la juventud por medio de alianzas y proyectos con empresas, organizaciones no gubernamentales y el sector público.

 

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